Hasta siempre compañero Carlos Slepoy

17/04/2017 - Agencia Andar

Eldiario.es

El abogado de las víctimas del genocidio argentino y del franquismo. El militante de la justicia universal. El compañero de las luchas sindicales y los derechos laborales. Su labor y compromiso con los derechos humanos nos acercó y nos encontró muchas veces en el camino.

ANDAR en las memorias

(CPM) Ante la lamentable noticia de su partida, la Comisión Provincial por la Memoria expresa su dolor por el fallecimiento de Carlos Slepoy. Su muerte es una gran pérdida para quienes seguimos reclamando juicio y castigo para los genocidas, pero su vida nos deja un legado que iluminará la incansable búsqueda de justicia.

Carlos Slepoy fue, además de todo, un sobreviviente. Fue secuestrado y torturado por la Triple A y por la dictadura genocida; permaneció en cautiverio hasta 1977 cuando fue extraditado a España. En el exilio denunció los crímenes de lesa humanidad que se cometían en Argentina y, desde entonces, comenzó el reclamo de justicia.

A lo largo de cuatro décadas, asistió a las víctimas del terrorismo de Estado en Argentina, Chile, Guatemala y España. Su labor, junto a Baltasar Garzón, fue clave para imponer el ideal de la justicia universal para condenar a los genocidas que resultaban impunes en sus países. “Esa convicción de Carlos hizo posible que en la década del 90 se iniciarán en España los juicios por los crímenes cometidos en Argentina, cuando en nuestro país reinaban las leyes de obediencia debida y punto final que hacía imposible llegar a la verdad y la justicia”, señaló el presidente de la CPM, Víctor Mendibil. Dos décadas después, Slepoy acompañó a las víctimas del franquismo a la Justicia argentina para recorrer el camino inverso.

Carlos Slepoy murió a los 68 años, luego de sobrellevar las dolencias físicas que padecía desde 1982, cuando se acercó a defender a unos chicos que estaban siendo agredidos por un policía nacional en una plaza madrileña y recibió un disparo del oficial por la espalda, provocándole una discapacidad motriz que, en los últimos años, lo obligó a utilizar una silla de ruedas. Esa actitud comprometida ante las violencias desplegadas por el Estado de ayer y de hoy es un fiel reflejo de su trayectoria y de su vida.

“Hace más de 20 años que veníamos compartiendo actividades en los juzgados de acá y de allá, en los foros mundiales, su partida es un gran dolor pero él siempre nos alentó a no abandonar la lucha y con eso debemos honrarlo. Hoy reafirmamos el compromiso para seguir su lucha contra la impunidad”, cerró Mendibil.

Querido Carlos, gracias por el camino, por tu ejemplo y por tu lucha.

Hasta siempre “Carli”, compañero.

 

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